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∴ Udaipur fue nuestra última ciudad –como verán mis relatos no van por temporalidad sino por ciudades (de un mismo país)–  y una de las que más me llegó, aunque tal vez deberíamos haber comenzado por ella. Ciudad dentro de una región – Rajasthan – diferente al centro, económicamente mejor, y eso se ve reflejado en los servicios, rutas y el vivir de las ciudades. Si bien viajamos más cómodas y más directo tanto en colectivo como en tren, los hombres claramente son los mismos en las diferentes regiones que hemos conocido. ¡Que ha hecho la cultura con ellos!

∴ Si me preguntan ¿Qué tal India?, respondería varias cosas. Primero, que es tan personal que uno debería vivirlo. Segundo, que si no estás para nada bien internamente lo pienses dos veces; digo en el caso que quieras realmente conocer India y no internarte en un Ashram a lo Julia Roberts en Comer, Rezar, Amar, y que la adores o la “odies”. De algo puedo estar segura: no volverás a ser el mismo.

Volviendo a Udaipur.

∴ Una ciudad romántica y pintoresca, llena de arte. Y aire de tranquilidad –que ya es mucho decir para una ciudad de India, por lo menos de las que recorrimos– , con un bello lago que te invita a contemplarlo en distintos momentos del día y desde diferentes lugares. Nuestra llegada fue mágica, tal vez al estilo Harry Potter, o tal vez estoy exagerando.
El Señor Tuc tuquero, o como se diga, que nos llevó hacia el Hotel Megarwarh –que súper recomiendo– además de ser físicamente muy diferente al resto, ya que era muy grande, al estilo personaje de los cuentos de Potter mezcla con aborigen norteamericano en un momento del viaje en el que conversábamos un poco, me dice:

– ¿Vos sos Sara?

– Mirando a P. con cara de cómo sabe – sí, ¿Cómo lo sabes?

– Ah!! Tus amigos de la otra ciudad  me dijeron –y se ríe –.

Sí, personas mágicas hay en todas partes y realizando los oficios menos pensados para personas mágicas.

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∴ La Vista de la ciudad desde el hotel era bellísima, de hecho uno de los más hermosos amaneceres lo tuve ahí, viendo como el sol bañaba con su luz cada una de las casitas de la ciudad, donde seguramente desde hacía ya un par de horas antes estarían orando y limpiando altares.

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∴ Recorrer sus callecitas estrechas, sin poder dejar de observar cada pared pintada y dibujada con elefantes y Maharajás por doquier, vida.

∴ Niños jugando y adolescentes observando cada movimiento que hacíamos.

∴ La vida de la ciudad continúa mientras tus ojos tratan de absorber cada rincón y desear retenerlo para siempre. Para siempre.

∴ Arte, postales antiguas pintadas, alumnos de Occidente aprendiendo esas técnica de dibujo y pintura, ropa, souvenirs y joyas, puedo decir que si deseas hacer compras en el norte, ésta es la ciudad para ello.

∴ El gran templo Jag Dish y su arquitectura. Y hacer el ritual de entrada, al igual que ellos, que ya veníamos realizando tal vez desde Varanasi. Y pedir, pedir que nos sigan protegiendo y acompañando. Dentro del templo me senté al lado de las mujeres que percusionaban. Me senté a que cada golpe resonara dentro de mí y ser parte. Estar conectado con ese todo. Es un bello templo para sentarse fuera a observar no sólo lo material sino a las personas y su cotidianeidad, su ritual diario.

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∴ Una de las joyitas es el City Palace, una palacio, hoy hecho atracción, muy bien conservado, muy grande, que te invita a imaginar cómo era vivir en aquellos tiempos de reyes y maharajás, de doncellas y animales exóticos conviviendo ahí dentro. La vista hacia ese lago mágico, el Pichola, que por un segundo pareciera que podrías estar en cualquier otra ciudad del mundo o no.

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∴ Es una ciudad pequeña que definitivamente invita a ser caminada. India te pide tiempo, otro tiempo del que conoces, te pide sentir los pies en la Tierra, a abrir los ojos del alma y a entrenar la paciencia. Y a contemplar.

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∴ Esperando el tren para volver a Jaipur – tren y llegada un poco crítica – vuelvo a cruzarme con el Gigante Adivino y a saludarnos con mucho cariño.

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Un día nací en Italia, otro día me mudaba a Argentina. Mi adicción es viajar; Me apasiona el teatro, y soy actriz, me atrapo la fotografía, soy fotógrafa de viajes; Mis manos abrazaron el Crochet, tengo un mini emprendimiento; entre algunas otras cosas que hoy me potencian. Y me estoy reencontrando con la palabra escrita. Metí todo en la batidora de la vida creativa y voilá.

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