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Alguien me mencionó Trieste, esta pequeña ciudad unos meses antes de salir de viaje.
No investigué mucho sobre ella, ni siquiera vi imágenes, me alcanzaron esas palabras para convencerme y sacar un pasaje para visitarla unos días.

Trieste, en las costas del mar Adriático

Llegué a Trieste desde Milán (ciudad inmensa y ruidosa, si las hay). Arribé a una pequeña ciudad italiana situada a orillas del mar Adriático, limítrofe con Eslovenia.
Me recibió un calor y un sol abrazador en una ciudad movida y muy despierta, pero con cierta calma que me relajó en pocos minutos.

Trieste: Ciudad y Naturaleza

Podría decirles que Trieste se divide en dos partes: la parte de ciudad (con sus museos, locales y negocios) y la parte de naturaleza (en donde no solo hay playas, al tener cierta elevación también hay caminos, grutas y mucho verde).
Yo elegí disfrutar un poco de la parte naturaleza, necesitaba un respiro de la gran urbe de la que venía.
Mi hostel estaba alejado de la ciudad, en el medio de la pequeña costanera y muy cerquita del Castillo de la Mare (donde, por supuesto, lo que se lleva todos los aplausos son sus jardines y vegetación).
Castello de la Mare, con vistas al adriático.
Castello de la Mare, con vistas al adriático.
Ver el mar desde la ventana del cuarto, cuando uno recién se levanta, nos invita a querer bañarnos en sus aguas.
Durante el fin de semana (y sobre todo en temporada alta) la costanera se llena bastante de gente, claro que he notado que el 90% de la gente era italiana y éramos unos pocos turistas del resto del mundo. Aquí no hay “playa” sino costanera con bajadas al agua, que no tiene orilla, salvo unos pocos metros donde hay rocas.
Playa de Trieste
Playa de Trieste, sin orilla pero con mucha concurrencia.
La gente realmente TOMA el espacio público, pescando, jugando, incluso vi en la noche del sábado una fiesta (con velas, copas de vino y gente muy bien vestida) en plena costanera de Trieste.
Las aguas del Adriático (al menos estas, y en estos días) no son para nada frías y tampoco es una zona que tenga mucho viento, por lo que al salir del agua no sufriremos tampoco la diferencia de temperatura (y se los digo porque soy muy friolenta!). Tal es así que, por las noches, mucha gente se mete al mar (me hubiera encantado que no me diera miedo hacerlo, pero me conformé con disfrutar del disfrute ajeno).
En una parte de la costanera hay un gran parque, tan arbolado que el sol no entra demasiado y eso permite tener un espacio para poder descansar del calor intenso que hacía.
Un lugar ideal para picnics, para hamacas, para jugar cartas en las típicas mesas de camping y relajarse cuidados de los rayos del sol.
Parque en Trieste
La zona de parque que repara del sol y nos deja un amplio espacio para picnics y descansos
Por las noches, la costanera sigue viva, no solo con los que pescan o se animan al mar, cada tanto aparece el típico puesto de comidas y tragos, además de varios restoranes con bastante variedades de platos…
Claro que al ser una ciudad costera, la pesca es una gran actividad y encontraremos menúes que lo demuestran.
Mi recomendación es sentarse en alguno de los resto que se meten un poquito al mar, dejarse llevar por la mezcla del jazz con el ruido del mar, pedir alguna ensalada de mar (que viene repleta de frutos de mar y unas pocas verduras) y acompañar con una copa de Spritz. Mientras escribo y lo recuerdo, se me hace un poco agua la boca…
Faron de Trieste de noche
Desde la costanera se puede ver el faro (ubicado en la otra punta) y toda la ciudad iluminada.
En mi corta estadía, los lugareños se me han puesto a charlar y han caminado a mi lado durante varias cuadras, un hombre mayor me ha hecho compañía hasta que llegara mi bus, me han invitado a andar en moto y recorrer algunos lugares de esos que conoce solo la gente local (lástima que agendé mal su tel, porque hubiera sido un gran plan).
Así que, puedo decir que además de tener una hermosa costa y ser un excelente lugar para descansar, tiene gente con muchas ganas de compartir momentos y dispuestos a ser parte de nuestros viajes.
¿Y qué más lindo que, viajando solo, nos encontremos compañeros de momentos dispuestos a conversar?

Volemos a Italia

BONUS TRACK: Información útil sobre Venecia + Tips Viajeros

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Soy Marian, viajando, junto a mi compañero, en nuestra COMBI VW86, recorriendo Argentina. Soy tatuadora, diseñadora, y algunas otras cositas que hacen a mi persona. Me apasiona viajar, cada vez que puedo, y soy viajera de alma aunque esté en mi ciudad! Me gusta la fotografía desde niña, y la experimento al 100% viajando y recorriendo. Nací en Buenos Aires, la música ocupa una parte fundamental en mi vida (canto, toco, bailo). Soy amante fiel de la gastronomía, de sus sabores, aromas, colores...como con todos los sentidos. Y aquí estoy, poniendo en palabras mis viajes.

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