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Estando en Lisboa, además de recorrer esa capital, hay algunos lugares cercanos que son muy recomendables para ir a conocer. Sobre todo si estamos un poco agobiados de la ciudad y nos gustaría encontrarnos con algo un poco más verde, hay mini ciudades o lugares muy cercanos que merecen la pena como Sintra, una Villa Portuguesa declarada Patrimonio de la Humanidad.

Sintra, un lugar con cierta magia

Así es que fuimos a Sintra, y una vez allí elegimos qué camino preferíamos ver. Hay 3 para elegir, al menos si se hace en transporte público (cada uno está recorrido por un bus diferente que nos va dejando en cada punto de interés, sucesivamente hasta terminar la vuelta completa), si quisiéramos hacer más de uno, un día no es suficiente.

Sintra, un lugar con cierta magia: Las coloridas calles, empinadas como pocas

Erróneamente bajamos en la primera parada, aunque en los viajes… Los errores se convierten en oportunidades. Esa primera parada es la parte de restoranes, negocios, café y demás de Sintra (la entrada y la salida de todo)… Sus calles son súper empinadas, de escalones dispares tanto en ancho como en alto. Nos animamos a probar la ginginha (licor de cereza que se sirve dentro de un “dedal grande” de chocolate, que luego comeremos), nos habían hablado de ella varias veces, ya que es típica del lugar… Y bueno, había que hacerle honores.

Al rato de pasear, volvimos a esperar el bus, con la noticia de que pasaba en 40 minutos y que había mucha gente. Una guía nos aconsejó que camináramos, que no era ni muy lejos ni muy complicado llegar, y eso hicimos (por supuesto que en el camino uno se “pierde” visualmente y se queda observando) y habremos tardado 30 minutos en llegar al punto que más nos interesaba “Quinta de Regaleira”.

Sintra, un lugar con cierta magia: Palacio de Quinta de Regaleira, el cielo colabora a generar cierto misterio

No soy de las que pasan 3 segundos en cada sitio, se toma una selfie y dice “conocí tal lado” … Salvo que el lugar me parezca aburrido o poco interesante, intento dedicarle el tiempo que mi cuerpo y mis ganas tengan.

Sintra no se visita en un rato ni en un día,
así que las horas que pasamos allí
las dedicamos 100% a la Quinta de Regaleira.

Este predio, realizado principalmente por Carvalho Monteiro, incluye un palacio, enormes jardines, grutas, lagos y construcciones enigmáticas que se relacionan con la masonería y la alquimia.

Sintra, un lugar con cierta magia: Torres en los jardines

Cuesta elegir por dónde empezar, hacia dónde ir. Y, en principio, suelo entrar y dejar que me lleve la intuición –y no el mapa– (llegado el caso sí acudo al mapa, prefiero no perderme algo que podría ser importante).

Sintra, un lugar con cierta magia: Torres en los jardines

Creo que lo primero con que nos topamos fue con la torre, rústica y robusta que nos invita a subir en espiral, y no solo tomarnos una foto allí arriba, también poder apreciar desde allí los jardines y la gran arboleda que inunda el espacio.

Del palacio lo que más llamó mi atención fue la ornamentación híper detallista, unos cielos rasos de madera tallada con figuras, ángeles y santos con un nivel de detalles digno de artistas y artesanos de inmensa paciencia y creatividad.

Sintra, un lugar con cierta magia: Esculturas en los jardines de la Quinta de Regaleira, representando los elementos de la naturaleza

Por los jardines no solo encontraremos pequeñas grutas, diversidad de plantas (por momentos, hay una bruma de aromas florares que nos acompañan), en estos jardines veremos además dioses, figuras, esculturas y para cada una de ella vale la pena tomarse un momento y prestarle real atención.

Por esto de no usar mucho el mapa fue con S, nos metimos por unos túneles sin mucha certeza de hacia dónde nos llevaban. Parte de estos túneles (fríos y húmedos) estaban en total oscuridad y solo se alumbraban un poco con nuestros teléfonos… Cuando se hizo la luz… estábamos, en la “torre invertida”, el pozo iniciático, al cual se accede desde abajo y se va ascendiendo hasta la superficie.

Sintra, un lugar con cierta magia: Torre invertida, “pozo iniciático

La simbología del lugar está relacionada con la creencia de que la tierra es el útero materno de donde proviene la vida, pero también la sepultura a donde volverá.

La realidad es que llegar, casi por sorpresa, fue increíble… la oscuridad por la que transitamos algunos metros se contrasta con la luz que llega desde lo más alto de esta “torre” y nos dejó boquiabiertas con toda esa estructura invertida, con sus escaleras en espiral y con cierta “magia” que se huele en el aire…

Ciertas veces soltar los mapas
es una hermosa forma de perderse.

 

Volemos a Lisboa

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