Iguazú, mucho mas que “Cataratas” de agua

Hará dos años que necesitaba cortar con la rutina, un pequeño viaje siempre lo logra.

Cuando empecé a contar que me iría, sola, 10 días a Cataratas del Iguazú, no tardaron en llegar los comentarios y las preguntas de qué haría 10 días allí.

La primer, y obvia, respuesta era: descansar.

Pero al margen de eso, siempre una encuentra qué hacer en sus viajes, más allá de lo típico de cada lugar.

Me hospedé en un hostel que se ubicaba sobre la ruta, cada “cuarto” era una cabañita compartida y un hotel para las habitaciones “de pareja” donde también estaba el espacio compartido, cocina, comedor, etc.

Cada tarde-noche, mientras tomaba una copa de vino (y las noches de tormenta fueron las mejores) dibujaba sentada en una mesa. He causado intriga, tanta, que un turista oriental se acercó a ver qué dibujaba y nos entretuvimos leyendo las frases de canciones sobre las cuales realizaba mis dibujos. Unos días después me regaló un pincel y un paño para practicar escritura japonesa.

El hotel quedaba frente a dos reservas de animales, visité una de ellas y tuve la posibilidad de ver un montón de animales rescatados y de conocer la triste historia de en que condiciones habían sido encontrados, es increíble entender que exista el tráfico de animales y las cosas que hacen, pero por suerte existen estos pequeños lugares en donde intentan devolver a los animales a sus hábitats naturales.

Ya llegaré al relato de las inmensas cataratas, pero hay otras cosas que también merecen el relato.

Con mi compañera de habitación (que solo compartimos 2 días, y con la que me conocí allí mismo) averiguamos para ir a conocer una comunidad Guaraní. No muy lejos del hotel, caminando, pudimos llegar a una comunidad que ofrece una pequeña visita guiada por sus tierras,  una buena charla social sobre como viven (que por cierto no es muy feliz), una muestra de sus cultivos y demás.

En el centro de Iguazú, la variedad gastronómica es grande y si bien estuve muchos días, no siempre comí allí. Pero puedo recomendar sus vinerías, en las que suelen tener unos platos exquisitos, acompañados de vinos que da gusto probar. Recuerdo el cordero desmechado en una cazuela…y se me hace agua a la boca.

Ahora si! Llegamos a las cataratas…en realidad llegué, por que estaba sola.

Algunas cosas a tener en cuenta

Podemos llegar en transporte público, las entradas para residentes argentinos es más barata que la entrada general. Al día siguiente se puede volver pagando solo la mitad, por si se quedan con ganas o si un día les queda corto.

Esta fué una de las veces en la que la naturaleza me dejó con la boca abierta y emocionada. Hasta no llegar y conocerlas es imposible entender su tamaño y su magnificencia. Ni quien mejor describa los lugares nos acercaría a la realidad que allí se vive, por que no es solo la masa de agua cayendo…es el ruido enorme que produce y el agua que nos salpica, son las mariposas a nuestro alrededor y el otro montón de gente también maravillada.

Para desplazarnos dentro del parque nacional podemos tomar el tren, caminar unos tramos, caminar todo. Hay algunas otras actividades, como treking hasta una mini cascada, o pasear en una espacie de gomones que nos llevan hasta “abajo” de una de las vertientes … si bien me morí de “miedo”, se los recomiendo. Soy un poco fóbica del agua, y salí super contracturada… pero son esas cosas que está bien vivir. Sentir como esa masa de agua fría nos empapa (y eso que apenas asoman dicha embarcación a un poco del agua que cae)…pero uno se moja hasta las ideas, traga un poco de agua y vuelve a respirar aire puro.

Algo anecdótico del parque son los coaties, de los cuales nos advierten, pero creo que no creemos mucho en lo que nos dicen, pero… créanles… se roban nuestra comida… lo hacen, de a muchos y sin ningún problema… he visto a quienes se han quedado (literalmente) sin su almuerzo por que estos animalejos se lo llevaron… verlo (si la comida no es de uno) es muy divertido.

Si van de paseo por Iguazú, digo, si no es que van exclusivamente a ver la cataratas, muy cerquita del centro se encuentra el Jardín de los Colibríes… y les aseguro que (si aprecian la naturaleza) se van a quedar varias horas viendo el ir y venir de estos pájaros. Una cantidad impensada de ellos, comiendo de unos bebederos, volando y regando todo de infinidad de colores!

Así que, Iguazú no son solo sus cataratas, hay mucho por ver y recorrer.

¡Dejen los días más lindos de clima para el Parque Nacional y vayan a darse una ducha fresca natural!

Volemos a las Cataratas del Iguazú