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Fez, está ubicado bastante al norte de Marruecos.
Llegamos con S en tren, veníamos desde Tanger, lo cual nos llevó unas 5 horas de viaje. Viajamos en primera clase, ya que el calor (y nuestra falta de costumbre a tanta temperatura) no nos hubiese permitido hacerlo de otro modo. Y por la diferencia de precio ni vale la pena animarse.

Al llegar nos esperaba en la Estación de Tren un taxi que nos llevaría hasta el hotel, o al menos hasta la entrada de la Medina. A la Medina, la más grande y antigua de Marruecos, no se permite entrar con vehículos. De hecho, es considerada la peatonal más grande del mundo. La gente se traslada a pie y utilizan burros para cargar artículos. Y hay algunas pocas motitos.

Las calles son estrechas y las construcciones robustas, de paredes sumamente anchas, lo cual aísla un poco el extremo calor que se siente por las calles. Al llegar al hotel, nos recibió Amida, una mujer tan amable con la que nos entendimos un poco en cada idioma.

En Marruecos, además de árabe, se habla francés, algunas palabras en inglés y algunas pocas de español. De alguna forma, uno se las rebusca por hacerse entender.
Amida nos preparó un té y aunque no lo crean es sumamente reconfortante tomar un té caliente (aún con 47 grados de temperatura en la ciudad, soy algo fanática del té, quizás sea por eso).

Los techos de las construcciones son altísimos, lo cual también aísla el calor, por lo que dentro de las viviendas la alta temperatura es tolerable. Decidimos esperar, nos pareció prudente no salir a las 2 de la tarde a morir bajo el rayo del sol.

Como a eso de las 4 y media emprendimos la salida. Mapa en mano (en lugares como estos el Google maps no sirve demasiado, es mejor volver a la vieja escuela y conseguir un mapa de papel). Con la primera indicación de hacia dónde ir, tuvimos el primer “inconveniente”, la calle por la que debíamos ir estaba cerrada; tomamos otro camino y en algunos minutos quedamos fuera de la medina. No era la idea, pero son esas cosas que suceden cuando uno viaja… Las ideas preestablecidas no suelen durar mucho tiempo.

Un hombre que nos vio con caras de perdidas, se ofreció a mostrarnos hacia dónde ir. Lo seguimos, primero nos llevó a su Herboristería a mostrarnos su trabajo, sus yuyos, sus plantas… Compramos algunas cosas porque realmente tenía cosas que no habíamos visto antes.

Él hablaba español, lo cual simplificó bastante las cosas. Luego nos llevó hasta la calle principal 2 para que no nos perdiéramos, y nos invitó a conocer el negocio de un amigo. Allí nos mostraron el proceso de teñido y lavado de cueros; al entrar te regalan un ramito de menta fresca… Minutos después entendés que es necesario tenerlo pegado a la nariz para subsistir a los olores que todo el proceso genera.

FEZ, un lugar para perderse - Proceso de teñido y lavado de cueros.
FEZ, un lugar para perderse – Proceso de teñido y lavado de cueros.

El hombre de esta tienda no se vio muy contento al ver que no íbamos a realizar ninguna compra, pero además de que no consumimos cuero, pensar en probarme una campera con el calor que hacía…ya me derretía un poco más.

FEZ, un lugar para perderse - Tiendas de productos típicos.
FEZ, un lugar para perderse – Tiendas de productos típicos.

Logramos volver a la calle principal 2 y allí recorrer un poco, si te salís de las calles principales te perdés en un segundo. Y debo decir que siendo mujer, turista y demás…lo que menos querría uno es perderse. Los hombres jóvenes, diría que entre 18 y 40 años, son bastante molestos, intentan acercarse a hablar, invitar, vender, preguntar, etc…Hasta ahora nos ha alcanzado con la indiferencia o con un NO claro y conciso.

Llegamos a la puerta azul, la entrada más grande de la Medina, y volvimos a ingresar a la medina, esta vez por su calle Principal. Todas las calles son como mercados, cada negocio se “especializa” en algún tipo de artesanía o de rubro. Hay negocios de música, de bordado, de hierbas, y están los que tienen un poquito de todo…si uno pregunta el precio de algo y no lo compra enseguida, ahí viene el momento de regatear. He pagado 30 dihram (moneda Marroquí, su cambio es 10 a 1 con respecto al euro) por algo que comenzó valiendo 70.

Fez, un lugar para perderse - La mayor parte de los productos tienen un origen artesanal.
Fez, un lugar para perderse – La mayor parte de los productos tienen un origen artesanal.

Caminamos todo lo que el calor nos ha permitido. Cuando sopla el viento es como estar dentro de un sauna.

Al volver al hotel por la tarde noche nos preparamos para la cena, que sería en la terraza del mismo hotel.

Allí, a las 9, nos sirvieron de entrada sopa (sí…sopa con los 36 grados que hacía) y una variedad de verduras condimentadas de formas exquisitas.
Como primer plato Tajine (así se llama a todo lo que sirvan dentro de la típica “fuente” y el nombre responde más que a una comida, a un modo de preparación). S comió tajine vegetariano, yo un tajine de pollo, limón y aceitunas (ojalá hubiera forma de compartirles los sabores)
De postre flan, rodeado de melón y pasas de uva rubia, todo espolvoreado con canela. Y para cerrar la noche Té Marroquí (que no he aclarado que es un té super aromático con mucha menta).

A la mañana siguiente desayunamos, delicioso también, y al rato ya volvimos a tomar el tren que nos dejaría en Marrakech.

Obviamente un día no alcanza para conocer ninguna ciudad, por pequeña que sea, pero al menos hemos podido darnos una idea de cómo es “La gran Medina” de Marruecos.

 

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Soy Marian, viajando, junto a mi compañero, en nuestra COMBI VW86, recorriendo Argentina. Soy tatuadora, diseñadora, y algunas otras cositas que hacen a mi persona. Me apasiona viajar, cada vez que puedo, y soy viajera de alma aunque esté en mi ciudad! Me gusta la fotografía desde niña, y la experimento al 100% viajando y recorriendo. Nací en Buenos Aires, la música ocupa una parte fundamental en mi vida (canto, toco, bailo). Soy amante fiel de la gastronomía, de sus sabores, aromas, colores...como con todos los sentidos. Y aquí estoy, poniendo en palabras mis viajes.

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