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Cada vez que estoy por salir de viaje, o que comienzo a planearlo, hay ciertos ítems que son necesarios definir. No solo para organizar lo cotidiano, sino también por que organiza la economía. No es lo mismo hoteles 5 estrellas, que hostel o camping.

Hace algunos años (2012), con pasajes ya sacados, me tocaba definir hospedaje.
Hacía mucho que tenía cuenta y perfil en la plataforma de couchsurfing, pero nunca la había usado, un poco por prejuicio, un poco por desconfianza.

Para quienes no saben bien de qué se trata, les cuento:
Couchsurfing es una “red” que busca el intercambio de hospedaje. Los miembros pueden ofrecer espacios en sus hogares (no específicamente un cuarto, puede ser un living, un colchón inflable) y otros miembros pueden solicitar quedarse en alguna de esas casas por un par de días. Si bien no hay límites de tiempo, en general son estadías cortas de 3 o 4 noches promedio. No existe el intercambio económico, es sumamente desinteresado, y no hay obligación de hospedar por haberse hospedado.
Es ante todo una red de viajeros dispuestos a alojarse entre sí, salir a tomar un café y mostrar la ciudad, y conectarse con gente de todo el mundo alrededor de todo el mundo.

Decidí probar esta manera de vivir, al menos en varias ciudades de las que me esperaban. Así que cargué mis datos de viaje y comencé a buscar “couch” que pudiera alojarme algunos días. En algunas ocasiones de ese viaje estaba acompañada, así que la búsqueda era para dos.

Debo decir que desde ese viaje, cada vez que viajo intento al menos que uno de los destinos esté atravesado por este modo de hospedaje.

De todas las experiencias hasta el día de hoy (como huésped y como anfitriona) he tenido solo una que no fue 100% positiva, pero ha sido una tontería y no va a quitarme las ganas de realizar esta experiencia.

Si nos quedamos con la parte de costos, claramente es mucho más económico. No pagamos por noche, y eso hace una diferencia importante si pasamos muchas noches de esta forma. Pero vale aclarar que, en general, a modo de agradecimiento uno suele cocinar, hacer compras o algún regalito para los dueños de casa.

Couchsurfing, mucho más que alojamiento gratuito – Desde el balconcito de la casa en Lanzarote​.

Ahora vayamos a lo que, para mí, es realmente importante de esta forma de viajar.
En muchas ocasiones nuestros anfitriones no son de la ciudad a la que hemos llegado, e incluso algunas veces hablan nuestro mismo idioma aunque estemos del otro lado de la estratósfera. Y es muy reconfortante tener con quien hablar en español cuando uno está varios días en Alemania (por ejemplo). Esa fue una de mis experiencias, me alojaron dos venezolanos en Munich, compartimos 4 noches (por que durante el día ellos trabajaban) y eso fue suficiente para sentir que tengo dos amigos Bolivarianos en la inmensa Alemania. Fuimos sus primeros huéspedes (también por prejuicios y miedos) y todos los miedos desaparecen cuando rompemos esa barrera y nos animamos a entregarnos y a conectarnos con los otros. Noches de charlas y cervezas en “el bar de la alemana”, ese al que uno no llegaría por sus propios medios porque está inmerso en un barrio lejano…pero es “ESE” bar al que querríamos ir. La última mañana con ellos nos despertaron con un desayuno de arepas caseras para que probáramos, con mate obvio…ellos también tenían que probar.

La otra opción es que nos aloje gente que sí es oriunda de la ciudad en la que estamos, y aquí juegan otras cosas…a veces el couch tiene mapas para darnos y contarnos a dónde ir, saben los tips del lugar (porque es el lugar en donde creció), saben de todo, de modo local…y esos datos no tienen precio.

Couchsurfing, mucho más que alojamiento gratuito - Nuestro couch llevándonos de "excursión" por lugares poco convencionales.
Couchsurfing, mucho más que alojamiento gratuito – Nuestro couch llevándonos de “excursión” por lugares poco convencionales.

En Suiza, Zurich (una de las ciudades más caras en las que he estado, y una ciudad en la que no me hubiera quedado más de dos días si no fuera porque él nos hospedó por 6 noches) he sentido lo que es la confianza ciega. Al llegar, tarde, a casa de Stefan donde nos quedaríamos por dos noches (porque él se iba a esquiar) nos dijo que podíamos quedarnos también el fin de semana, aunque él no estuviera. Solo esperó a que llegáramos porque quería conocernos. Y así fue…pasamos dos días con Stefan, dos días solos en su casa y dos días más a su regreso, en donde hemos hecho pizza casera (no saben lo difícil que es hacer pizza con harina suiza) y terminamos hablando a medias lenguas sobre el Peronismo con otros 4 couchsurfers (italianos y franceses) que se quedaron nuestra última noche.

Tengo muchas pequeñas historias para contar, tantas como casas he visitado o como huéspedes he tenido en casa, porque esa hospitalidad se contagia y si uno tiene un poquito de espacio le dan ganas de ponerlo al servicio de otro viajero. He tenido algunas personas, por ejemplo una chica de Transilvania que se quedó en casa y entre otras cosas hemos compartido una tarde de intercambio gastronómico.

Couchsurfear, si pudiéramos hacerlo verbo, es una forma de conocer ciudades de otro modo, es interiorizarse con parte de la cultura, es alejarse un poco (al menos de a ratos) de lo típicamente turístico y conocido.

También es relatar nuestras vidas, resumidas, una y otra vez cada 3 o 4 días volviendo a contar sobre nosotros a los nuevos anfitriones, y escuchar sus historias, compartir música, charlas de política, relatos de viajes, amores, hermanos, cocinar y brindar cada noche con perfectos desconocidos que (con un poco de suerte) se transforman en nuevos amigos.

Couchsurfing, mucho más que alojamiento gratuito - Mi cuarto en Budapest.
Couchsurfing, mucho más que alojamiento gratuito – Mi cuarto en Budapest.

Puedo decir que tengo del otro lado del charco amigos con los que he pasado apenas unas noches o unos días, pero la intensidad de esos momentos hace que los sienta como tales. Sé que puedo ir a sus casas como si fuera la mía, y como le dije a cada uno de ellos al estrecharnos en un abrazo de despedida: “Mi casa es su casa para cuando quieran venir”.

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Soy Marian, viajando, junto a mi compañero, en nuestra COMBI VW86, recorriendo Argentina. Soy tatuadora, diseñadora, y algunas otras cositas que hacen a mi persona. Me apasiona viajar, cada vez que puedo, y soy viajera de alma aunque esté en mi ciudad! Me gusta la fotografía desde niña, y la experimento al 100% viajando y recorriendo. Nací en Buenos Aires, la música ocupa una parte fundamental en mi vida (canto, toco, bailo). Soy amante fiel de la gastronomía, de sus sabores, aromas, colores...como con todos los sentidos. Y aquí estoy, poniendo en palabras mis viajes.

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